Como ya lo he mencionado antes, Borges no es uno de mis autores favoritos, sin embargo, cuando leo relatos, ensayos y poemas como los que se encuentran en El hacedor, me hace pensar tanto sobre la vida humana. Sus posiciones sobre Dios y sobre la existencia humana y el hecho de que nadie realmente sabemos quién somos o de dónde venimos, me hace ver la vida de una manera distinta a la que estoy acostumbrada, y tal vez esto es lo que quiere hacer Borges. No sé. Y más aun, su obsesión con los espejos es muy obvia dentro de este cuento y se presenta de una manera muy misteriosa, casi con una especie de espanto. Entonces, voy a mencionar unos cuentos en donde veo esta temática. Por ejemplo, en Paradiso, XXXI, 108, el narrador está hablando de la cara de Cristo y cómo su rostro nunca es grabado detalladamente y menciona que “Tal vez un rasgo de la cara crucificada acecha en cada espejo; tal vez la cara se murió, se borro, para que Dios sea todos” (48). Aquí, nos presenta con la idea de que Dios es todos, y que cada vez que la humanidad se enfrenta a un espejo, está el reflejo de Dios. Esto puedo ir mano a mano con el dicho de que Dios hizo a la humanidad semejante a su reflejo y por lo tanto, en este aspecto esto tiene sentido. Sin embargo, en otro de sus relatos, Los espejos velados, este reflejo de la humanidad no tiene el mismo tono acerca del reflejo. Al contrario, aquí el reflejo causa temor: “(…) yo debí contarle una vez el de los espejos y dicté así, el 1928, una alucinación que iba a florecer el 1931. Ahora, acabo de saber que ha enloquecido y que en su dormitorio los espejos están velados pues en ellos ve mi reflejo, usurpando el suyo, y tiembla y calla y dice que yo la persigo mágicamente” (21). Dentro de los espejos que están velados, el reflejo ya no le pertenece a la persona quien se afrenta al espejo, sino, le pertenece a otra persona, que en este caso, puede ser la persona amada. Entonces, en este relato, Dios no puede ser todos porque la imagen de esta mujer ya no es reflejada.
Es interesante que en "Los espejos velados", la chica ve al autor, ¿quizás es él mismo que tiene miedo de ver a su propia cara?
ReplyDeleteParece que Borges tiene demasiados obsesiones, los espejos, el tigre...